¿Puede una novela exudar, triunfar y, a la vez, desarrollarse en una selva agreste?

La novela breve Orquídeas del Paraíso, del periodista y escritor Enrique Planas, es considerada dentro de los nuevos clásicos de la literatura peruana.



Seix Barral 
A mediados de la década de 1950, el sello Seix Barral se reinventó y se convirtió en un referente para las Letras Hispanoamericanas. Sus premios emblemáticos, la cartera de novelistas que estuvieron relacionados con la editorial –vital para el nacimiento y desarrollo del llamado boom latinoamericano, apunte– y la personalidad atrayente de uno de sus socios, el poeta y editor Carlos Barral, fueron motivos para que este Mamut siempre estuviera atento a su producción. 

Barral, el burgués extrovertido, el que escondía su rostro anguloso tras una barba, el de los labios delgados y la afición al mar y las velas, era un imán para los autores. Combinaba lo culto, con su conocimiento de la vida de mar, la bohemia y un olfato y sensibilidad  por lo comercial y artístico. Desde 1982, el sello fue adquirido por el grupo Planeta. A pesar de ese giro comercial, se mantuvo la esencia. 

Y el Premio Biblioteca Breve (que lanzó al estrellato literario a Mario Vargas Llosa, Cabrera Infante, Bryce Echenique, Carlos Fuentes) continúa siendo un espacio de grato de encuentro con novelistas inéditos. El propio Barral se asombrará, en una entrevista al periodista Joaquín Soler Serrano, en elprograma A fondo, de la repercusión que había logrado su premio en América Latina, cosa que no había logrado otros galardones literarios españoles. 

Seix Barral, acorde con su perfil, acaba de editar a ambos lados del charco, en dos volúmenes La palabra del mudo y las Prosas apátridas, de JulioRamón Ribeyro, por los 90 años del natalicio del autor limeño. 

Los últimos tres años, la filial peruana de Planeta ha vuelto a relanzar Seix Barral con el aporte de los autores locales. Acaba de editar a autores como Ricardo Sumalavia y Marco Avilés. Vale. 

Creo que su madre lo parió varón solo para joderlo.(Pág. 52)

Planas y las identidades
EnriquePlanas (Lima, 1970) es uno de los periodistas culturales surgidos en la generación de los noventa. Por más de una década escribe y edita en Luces, del diario El Comercio, lo que ya es un triunfo en el pequeño circuito periodístico limeño, ergo, peruano. Desde hace unos meses se encarga de la página de reseña de libros de la revista Somos, de la misma casa editorial. Tamañao rol en el quehacer cultural le granjea amores, pasadas de mano y odios, en porcentajes proporcionales.  

Punto aparte, Enrique Planas fue considerado el 2011, en la Feria del Libro de Guadalajara (México), entre “los 25 secretos mejor guardadosde la Literatura Latinoamericana”. Fue el único peruano, de una lista de autores nacidos entre 1956 y 1984. Lo que no es gratuito. Y habla de un trabajo narrativo interesante de Planas para la crítica.  

Desde que en 1996 apareció la primera edición de Orquídeas en el Paraíso, Planas ha lanzado otras novelas: Alrededor de Alicia (1999), Puesta en escena (2002), Otros lugares de interés (2010) y Kimokawaii (2015). 

Este Mamut leyó Alrededor de Alicia, Premio de Novela del Banco Central de Reserva. Una novela recomendada y que necesita un lector muy atento, pues hay un juego en la construcción de las identidades, que será la constante en la narrativa de Planas. Las cinco novelas son cortas. Eficaces. Tal vez -especulamos- se deba a la formación de comunicador social del autor. 

De periodistas-narradores
Los periodistas que dan el paso como escritores tienen una ventaja: su oficio constante con la palabra urgente los obliga a transmitir lo importante a sus sociedades. No es gratuita la tradición de escritores vinculados al oficio que Gabriel García Márquez, otro periodista, definió como “el mejor oficio delmundo”.

Esa capacidad de resumir, en un novelista, resulta fundamental para crear escenas, no explayarse en lo fútil y dar las características indispensables a sus personajes, dejar atrás las redundancias y los aspectos, que algunos llaman, poéticos, pero que a veces resultan una maleza entre el lector y la obra. 

Orquídeas, selva y Vargas Llosa 
Y este Mamut llegó a Orquídeas del Paraíso, porque se ha convertido en una novela peruana de culto. Escuché muchas veces sobre ella, pero su primer edición había desaparecido. Vino una versión teatral y ahora se anuncia su versión cinematográfica, lo cual renueva el interés de los lectores. 

Y vaya, estamos ante su tercera edición, que llega con prólogo del escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet, con quien Planas es compañero generacional. Es decir, hay vínculos y vasos comunicantes entre sus escrituras, sobre todo las influencias. Una de ellas, es Vargas Llosa. 

Aquiles travestido
El propio autor, en el prólogo a la segunda edición, recuerda que la primera relación de Orquídeas… es con uno de los relatos de la Iliada, de Homero: Tetis para evitar que su hijo se va alsitio de Troya traviste a su hijo Aquiles y lo oculta entre las hijas del rey de Esciros. 

El burdel se llama Paraíso. Es el corazón de la novela y queda en Patalaca, caserío bañado por el río Yavarí. Quizá sea la única diversión para esos caucheros. El Aquiles de esta historia, para sobrevivir, debe de transformarse en Orquídea, y las putas del Paraíso, con la Nanay a la cabeza, La Limeña, Tusa Tusa, Maquisapa y las otras, guardarán el secreto, travistiéndolo. 

Doña Rangacha a regañadientes, aceptará la propuesta de la Nanay, empecinada en salvar la vida del chiquillo (poco a poco se conocerán las razones, siempre ambivalente, siempre un favor psicológico interesante que desarrolla Planas). 

Aquiles es hijo de don Primigenio Ortega, el fundador y gobernador de Patalaca. El gobernador es asesinado por Silveira y sus hombres, que toman el poder. En un gesto radical, quieren acabar con todo lo relacionado con el antiguo gobernador (un gesto muy peruano cuando una autoridad nueva asume un cargo y siente que la sombra del anterior gobernante es muy grande). 

Silveira siente que acabará su tarea sólo cuando asesine al hijo de Ortega. A la vez, va deseando cada día poseer a Orquídea, la “sobrina” de Nanay, que, mientras pasa de niña a mujer, se va convirtiendo en la más hembra más deseada del Paraíso. 

Por la mañana, al terminar de maquillar a Aquiles y amarrarle la peluca en un moño casi tan grande como su cabeza, la Nanay no le dijo ni siquiera que se veía linda y que Santiago colgaba sin ojos de las palmeras. (Pág. 93)


Impostado y sudoroso
Me presto la última línea del prólogo que escribe Alberto Fuguet: “Hacía tiempo que algo tan impostado no me parecía tan de verdad y me hacía sudar tanto” (Pág. 13).

Hay un juego de sensualidad y Nanay es la principal fuente del deseo. Ella, hembrota conocedora del universo sicalíptico, atrasa el encuentro con Aquiles/Orquídea. Aquí es inconfundible la influencia de Oswaldo Reynoso y Los inocentes, esa sudadera de cuerpos, esos deseos sexuales siempre por satisfacer. Aquiles/Orquídea es un personaje tributario del universo de Reynoso. 

Otro valor de la novela es su lenguaje, muy ligado a lo cinematográfico, con capítulos cortos, lo que hace empatía con el lector actual. Es un atributo que ha permitido a los artistas audiovisuales prestar atención a la obra. 

El de Orquídeas en el Paraíso es un reino impostado. Una historia universal que se va a la selva. El escenario es muy importante en la construcción de una obra literaria. Un escenario puede comer al personaje. Determina la acción o inacción de los personajes. Sucede que escenarios agrestes, como el desierto, la selva o las oquedades de la puna, pueden son los causantes de un cambio en la trama. 

La ventaja de la primera novela de Planas es que sus personajes, sobre todo Nanay, Silveira y Aquiles/Orquídea, en tensión permanente, captan la atención del lector. Sin embargo, su selva es más un escenario decorativo, aprendido de otros libros. Se siente la mano de Vargas Llosa y su construcción de La CasaVerde, básicamente. Inclusive los nombres de los personajes tienen ese eco vargasllosiano. Planas cuenta que el libro también se basó en un taller de guión cinematográfico, de sus tiempos de estudiante sanmarquino, y un viaje adolescente a Iquitos. Sí, este Mamut que viene de tierras sabrosas, no siente el impacto de la naturaleza en la obra de Planas. Es el defecto que más resalta. El resto, es una buena historia que vale la pena leer porque también nos permite gozar de una buena escritura inspirada en los referentes peruanos de la segunda mitad del XX.  

Mamut Que Levita

PUNTAJE
4 DE 5

FICHA TÉCNICA 

Planas, Enrique. Orquídeas del Paraíso. Lima, Seix barral, 2018. Pp. 130.  

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